Por Karina Arellano*
La crisis sanitaria de los últimos años puso en evidencia y profundizó las problemáticas subyacentes en el sistema sanitario, económico y social de muchos países. Los distintos Estados realizaron importantes esfuerzos destinados a frenar la propagación del virus a través de diversas medidas que afectaron las dinámicas vinculadas con el empleo generando consecuencias en trabajadores con discapacidad de Latinoamérica.
El contexto pandémico repercutió en las modalidades de trabajo, afectando especialmente a aquellos trabajadores en situación de mayor precariedad laboral, entre los cuales se encuentran las personas con algún tipo de discapacidad, tal como lo confirman los informes llevados a cabo por organismos internacionales como Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo en 2020.
En esta línea, el advenimiento del teletrabajo que impuso el contexto de aislamiento por la Covid-19 tuvo implicancias heterogéneas en las personas con discapacidad. En unos casos permitió eludir algunas barreras existentes, por ejemplo la falta de accesibilidad en el transporte y en los espacios de trabajo. En otros, tendieron a erigirse nuevas barreras asociadas a la falta de accesibilidad digital de las plataformas y los recursos utilizados en los nuevos espacios laborales, como así también impedimentos relativos a la falta de ajustes razonables en el nuevo lugar de trabajo.
En la misma línea, el teletrabajo tuvo exigencias y temporalidades impuestas que afectaron a muchos trabajadores con discapacidad. Los tiempos de adaptación requeridos para habituarse a la utilización de las nuevas herramientas fueron inexistentes o insuficientes, a la vez que tampoco se consideraron los apoyos para la utilización de las plataformas y la realización de las tareas.
Si bien en países como Argentina o Chile los Estados continuaron ofreciendo instancias virtuales de formación y capacitación para la mejora de las competencias laborales de las personas con discapacidad, en muchos casos estas no contemplaron criterios de accesibilidad, imponiendo limitaciones a la comunicación y la participación.
Finalmente, la pandemia por Covid-19 puso de relieve las desigualdades persistentes y la diversidad al interior del colectivo de las personas con discapacidad, lo que impone un desafío y la necesidad de que los Estados articulen serias políticas de empleo que contemplen y consideren en la multiplicidad de sus experiencias a las vivencias y opiniones de las personas con discapacidad.
*Profesora en ciencias sociales. Miembro del Observatorio de la Discapacidad de la Universidad Nacional de Quilmes y del Grupo de trabajo de “Estudios Críticos de Discapacidad” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).